22 janeiro, 2007

Em homenagem ao Peúgas


Para variar, hoje vai uma nota ligeira. Não há blogue que se preze que não publique uma poesia, de vez em quando. Vou seguir a tradição, aproveitando para homenagear um grande amigo. É orgulhoso, independente, não me obedece mas, de vez em quando, dá-lhe para uns arroubos de ternura comigo. Esperto, sabe que o seu lugar preferido no sofá da sala também é o meu e abandona-o logo que me vê entrar, não vá haver sapatada. Preguiçoso que só visto, não se digna abrir a porta de mola da cozinha, coisa que bem sabe, até que o mando ir chatear outro e acabar com os miados. Então, ele sabe. Hedonista máximo, também é o relógio de sol cá em casa, subindo um degrau da escada a cada hora da sua sesta, a aproveitar o melhor ângulo da luz quente, à medida que o sol vai descendo. Também amigo a gostar de o mostrar, oferecendo-nos ufanamente um passareco morto ou uma lagartixa. Por tudo isto, sou mais de gatos do que de cães.

Esta entrada apatetada também tem em conta o meu benjamim, perdido num estágio Erasmus e que diz que, das suas grandes três saudades, a da família é a mais suportável, graças ao chat e à webcam. Pior é a cama e o gato. Aqui vai o gato, no seu poiso preferido, a cama do dono. Parece que adivinhou. E, para o Peúgas, a Oda al gato, de Pablo Neruda.

Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.

No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas de la noche.

Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.

Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.

Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.

(com agradecimentos à DK por me ter feito recordar este poema)

Sem comentários: